¿Comer y no engordar? ¿Es eso posible?
Siempre has pensado, engordo porque como, por tanto, si no como, dejaré de engordar, ¿verdad? Pues tal vez no sea tan sencillo este sistema, como seguramente ya habrás experimentado.
La palabra clave es “GLUCOSA”.
Nuestro cuerpo, como máquina que es, necesita energía para funcionar, y una de las fuentes principales de energía que tiene nuestro cuerpo es la glucosa. Ésta se encuentra presente en los alimentos, y en mayor medida en los dulces, las harinas y las patatas.
Pero esta glucosa debe estar bajo control. La glucosa es quemada en las mitocondrias de nuestras células y proporciona la energía necesaria para que la célula funcione. Pero si llega glucosa en exceso, ¿qué ocurre? Pues habrá que almacenarla. El cuerpo es sabio y como no sabe si este exceso puede que algún día sea carencia, almacenará el exceso de glucosa que le llega. Pero ¿dónde?:
- Primero se almacena en el hígado, pero éste tiene poca capacidad
- Segundo. Una vez llenado el hígado, se almacena en los músculos, pero éstos tampoco tienen gran capacidad de almacenamiento
- Tercero. Si los dos lugares anteriores se han llenado, el siguiente punto es nuestro almacén general, es decir, nuestro tejido adiposo: la barriga, los muslos, las cartucheras o sitios mucho peores, como es obturando arterias o rodeando órganos vitales.
Cuando la glucosa llega en masa a nuestra sangre, el páncreas genera insulina también en masa. Esto hace que el nivel de glucosa en sangre baje de forma abrupta, pero consecuentemente nos provocará un cansancio que hará que de nuevo necesitemos más energía y de ahí que volvamos a tener deseos de dulce. Con lo cual, volveremos a comer y a hacer que el páncreas cree más insulina. Este círculo hará que el nivel de glucosa en sangre no sea estable. Por tanto, parece razonable que hay que buscar una estabilidad en los niveles de glucosa para evitar esto.
Si estamos intentando adelgazar, esta estabilidad en la glucosa es muy importante. Si comemos menos y realizamos ejercicio, para intentar adelgazar, el cuerpo intentará obtener la energía de las reservas que tiene (recuerda los 3 puntos anteriores), perfecto, ¿verdad? Pues tal vez no sea tan sencillo. Si tenemos un nivel inestable de glucosa en sangre, es decir, si tenemos insulina presente, el cuerpo no quema grasa, pues la insulina inhibe esta función y, consecuentemente, ese mecanismo de almacenar para usar en tiempos de necesidad no ocurre. Tan sólo almacenamos y almacenamos y nos bajamos esas reservas. Por tanto, en lugar de adelgazar, tal vez tengamos el efecto contrario.
Conclusión, una premisa primordial para conseguir nuestro objetivo de bajar peso y sobre todo, bajar peso eliminando grasa de nuestro cuerpo, que es perjudicial, es mantener los niveles de glucosa estables para que el buscado camino inverso ( el eliminar grasa) se produzca.
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